Investigación sobre la visión teológica de los demonios

Ángeles CaídosOrigen de los Ángeles Caídos

Escrito por Pilar Guiroy

En la tradición religiosa judía, el significado de mal’ak, un “mensajero” del único Dios, totalmente sujeto a su voluntad, se encuentra en el Antiguo Testamento y está desarrollado como idea teológica en el pensamiento cristiano. También se encuentra en el Antiguo Testamento la afirmación de que ciertos “hijos de Dios” (luego interpretados como ángeles caídos) se casaron con mujeres que dieron luz a “gigantes” (Génesis 6: 1-5). Un satan (adversario), o Satán, es incluido en el consejo angélico de Yahvé, y funciona como el tentador de Job y David en el Antiguo Testamento (Zacarías 3:1; Job 1 y 2; Crónicas 21:1).

Los dioses extranjeros, o de la naturaleza, son fuerzas espirituales inferiores en el Antiguo Testamento desde 700- 600 en adelante. En la Septuaginta (200-100), el griego angelos se traduce como mal’ak, mientras que dáimon (o el neutro daimonión) -con el sentido de “espíritu inferior a lo divino”-,  se traduce para los Hebreos como ídolos, dioses extranjeros, criaturas hostiles de la naturaleza, y demonios de la naturaleza, y theos se usa para el único Dios. Por lo tanto, a partir de ese momento la palabra daimon, antes moralmente ambivalente o neutral, adquiere una connotación casi exclusivamente maligna en el contexto monoteísta. Al mismo tiempo, la misma idea de los angelos se desarrolla en el comentario hebreo rabínico como una fuente de explicación para el origen del mal. Los “hijos de Dios” en Génesis 6 son interpretados como angeles que han descendido por voluntad propia, y que, a través de sus mujeres, dieron a luz a espíritus malignos. Sammael, líder de estos ángeles rebeldes, entró en la serpiente del Edén para tentar al hombre. Posteriormente, la literatura judía pseudo- epigráfica y apocalíptica, elabora sobre la rebelión angélical y el descenso a la tierra, el origen de los espíritus malignos, el rango jerárquico de los angeles, sus lugares de residencia, su aflicción física y moral como hombres, y su castigo temporal y final, así como aquel que corresponde a los espíritus malignos nacidos de su unión con las mujeres.

El líder de los ángeles rebeldes es llamado Semjaza, Azazel, Mastema, Beldar, Satanail, Sammael, o Satán en esta literatura. El contexto del pensamiento religioso judío permanece detrás de las frecuentes referencias en el Nuevo Testamento a Satán como el diabolus (“adversario”), y a dáimones y daimonía. También, la idea de estos espíritus malignos que surgieron de la unión de angeles con mujeres y permanecieron en la tierra para viciar a la humanidad, probablemente descansa tras la concepción del Nuevo Testamento sobre la posesión causada por “enfermedades” demoníacas.

Las tradiciones griega y judía se mezclan confusamente en el sintético comentario de Filo el judío (20 A. C.- D. C. 50) sobre Génesis 6:1 -5: “Es la costumbre de Moisés de dar el nombre de angeles a aquellos a quienes otros filósofos llaman demonios (o espíritus), almas que vuelan y flotan en el aire” (De gigantibus, Loeb trad.).

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