Sobre las referencias de los ángeles en las Escrituras
El término ángel según Septuaginta - parte 2
Escrito por Pilar Guiroy
Las primeras ideas sobre la apariciones de los angeles son, como hemos visto antes, extremadamente vagas. En un principio son vistos en una manera muy impersonal (Génesis 16:7). Son los vice- regentes de Dios, y con frecuencia se identifican con el Autor de su mensaje (Génesis 48:15-16). Pero mientras leemos que son los “Ángeles de Dios” los que se encuentran con Jacob (Génesis 32:1), en otras ocasiones se menciona a uno con el nombre de “el Ángel de Dios” por excelencia, por ejemplo, Génesis 31:11. Es cierto que, debido al idioma Hebreo, esto no debe significar más que “un ángel de Dios”, y la Septuaginta lo traduce a su voluntad con, y sin el artículo. Sin embargo, los tres visitantes de Mambre parecen poseer diferentes rangos, aunque San Pablo (Hebreos 13:2) los describe como iguales.
En el Génesis (13), a medida que la historia avanza, el locutor es siempre “el Señor”. Así, en la narración del Ángel del Señor que visita a Gideón (Jueces 6), el visitante habla alternativamente como “el Ángel del Señor” y “el Señor”. De forma semejante, en Jueces 13:13, el Ángel del Señor aparece, y tanto Manue como su esposa exclaman: “Tenemos por seguro que moriremos, pues hemos visto a Dios”. Este deseo de claridad es particularmente evidente en las diversas narraciones del Ángel del Éxodo. En Jueces 6, la Septuaginta se cuida mucho de traducir al “Señor Hebreo” como “el Ángel del Señor”; pero en la historia del Éxodo es el Señor quien se presenta ante ellos como una columna de nube (Éxodo 13:21), y la Septuaginta no realiza ningún cambio (ver también Núm. 14, y Neh. 9: 7-20).
A pesar de esto, en Éxodo 14:19 su guía es llamado “el Ángel de Dios”. Cuando leemos Éxodo 33, donde Dios se enoja con su pueblo porque los encuentra adorando al becerro de oro, es difícil no pensar que fue el mismo Dios quien los venía guiando hasta ese momento, pero que renuncia a seguir con ellos luego de esa traición. Dios ofrece un angel en su lugar, y a petición de Moisés dice: “Mi rostro irá delante de ustedes”, lo que la Septuaginta entiende como autos, aunque los siguientes pasajes nos demuestran que esa traducción es imposible, ya que Moisés objeta: “Si Tú mismo no nos guías, no nos saques de este lugar”. Ahora bien, volviendo a lo anterior, ¿qué quiere decir Dios con la expresión “mi rostro”? Es posible que se refiera a un angel de un rango especialmente alto, como en Is. 62:9 (ver Tobías 12:15). Quizás esto sea lo que se entiende por “Ángel de Dios” (ver Números 20:16).
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