Sobre la desgracia de los ángeles que cayeron al abismo

El ángel caidoEl ángel caido

Escrito por Pilar Guiroy

Debe notarse que la palabra hebrea nephilim, traducida como gigantes en 6:4, puede significar “los caídos”. Los Padres generalmente se refieren a estos como los hijos de Seth, del linaje elegido. En 1 Samuel 19:9 un espíritu malvado dice poseer a Saúl, aunque esto es probablemente una expresión metafórica; más explícito es 1 Reyes 22: 19-23, donde un espíritu aparece en el medio del ejército celestial y se ofrece por requerimiento del Señor a ser un espíritu de mentira en la boca de los falsos profetas de Ajab. Podemos, gracias a la Escolástica, explicar esto como malum poenae, es decir que se trata de un castigo causado por la voluntad de Dios debido a las faltas del hombre. Sin embargo, una exégesis más profunda debe hacer hincapié en el tono puramente imaginativo de todo el episodio; es más bien el tono del mensaje antes que su molde lo que debe ocupar nuestra atención.

El cuadro que se nos presenta en Job 1 y 2 es igualmente imaginativo; y Satanás, probablemente la representación más antigua del Ángel caído, es señalado como un intruso que está celoso de Job. Es claramente un ser inferior a la Divinidad, y sólo puede tocar a Job con el permiso de Dios. La manera en que avanzó el pensamiento teológico a medida que la Revelación crecía, se demuestra en la comparación entre 2 Samuel 24:1 y 1 Crónicas 21:1. Mientras que en el primer pasaje se dice que el pecado de David fue causado por “la cólera del Señor” que “incitó a David”, en el segundo vemos que “Satán movió a David a censar a Israel”. En Job iv, 18, encontramos una declaración definitiva de la caída: “En sus ángeles Él encontró maldad”.

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