Sobre las referencias de los ángeles en las Escrituras

Ángel Moroni - el ángel profetaEl término ángel según Septuaginta - parte 4

Escrito por Pilar Guiroy

Los grandes Latinos -San Jerónimo, San Agustín y San Gregorio Magno-, sostuvieron la visión opuesta (que no fue Dios quien se presentó a los hombres, sino que fue un ángel representándolo); y los Escolásticos los apoyaron. San Agustín (Sermón 7, de Scripturis, P. G. V),  al hablar de la zarza ardiente (Éxodo 3) dice: “Es muy difícil de entender que la misma persona que habló a Moisés haya sido tanto el Señor como el ángel del Señor. Es una cuestión que no permite conclusiones rápidas, y demanda una cuidadosa investigación (…). Algunos mantienen que es llamado de las dos maneras porque se trataba de Cristo.

Efectivamente, el profeta (Isaías 9:6, versión Septuaginta) llama a Cristo "el Ángel del gran Consejo. El santo procede a demostrar que esa visión es sustentable, aunque hay que cuidarse de no caer en un Arrianismo al afirmarlo. Señala, sin embargo, que si es un angel el que creemos que aparece, debemos explicar cómo llegó a ser llamado “el Señor”, y procede a mostrar cómo podría ser esto: “En varias ocasiones en la Biblia, cuando un profeta habla se dice que es el Señor quien habla en realidad, no porque el profeta sea el Señor, sino porque el Señor está en el profeta. Y así, de la misma manera, cuando el Señor condesciende a hablar por boca de un angel, es lo mismo que cuando habla por boca de un profeta o un apóstol, y el angel es correctamente llamado así, si lo consideramos como sí mismo, pero es igualmente correcto llamarlo “Señor” cuando Dios habita en él”. Luego concluye: “Es el nombre del habitante, no del templo”; y un poco más tarde dice: “Me parece correcto decir que nuestros primeros Padres reconocieron al Señor en el angel”, y acude a la autoridad de los escritores del Nuevo Testamento, que lo entendieron con tanta claridad y sin embargo dan lugar a la misma confusión de términos en ocasiones (ver Hebreos 2:2, y Hechos 7:31-33).

El santo discute la misma cuestión más elaboradamente en su libro “In Heptateuchum”, lib. 7, 54, P. G. III, 558. Como una instancia del convencimiento que tenían los Padres de su propia visión, podemos considerar las palabras de Teodoroto (In Exod.): “Todo el pasaje (Éxodo 3), muestra que fue Dios quien se le apareció. Pero Moisés lo llamó angel para hacernos saber que no fue Dios Padre a quien vio, ya que, ¿qué ángel podría ser el Padre mas que su Único hijo elegido, el Ángel del gran Consejo? (ver Eusebio, Hist. Eccles., I, ii, 7; S, Ireneo, Haer., iii, 6)”. Fue, sin embargo, la visión de los Padres Latinos la que perduró en la Iglesia, y los Escolásticos la redujeron a un sistema (ver S. Tomás, Quaest., Disp., De Potentia, vi, 8, ad 3am). Para una excelente exposición de los dos lados de la cuestión, ver “Revue biblique”, 1894, 232-247.

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