Revisitando el concepto de los ángeles

Un ángel con JesúsÁngeles en el Nuevo Testamento - parte 2

Escrito por Pilar Guiroy

La Septuaginta, por su parte, parece desconocer el nombre de un profeta individual y la traducción del verso inaugural de su profecía es extremadamente solemne: “El peso de la Palabra del Señor de Israel a cargo de su Ángel, conservadlo en vuestros corazones”. Todo este ministerio amoroso por parte de los ángeles es únicamente por el bien del Salvador, en cuyo Rostro ellos desean mirarse. De ahí que ellos, al caer el fin de los tiempos, llevarán la buena Nueva, mientras cantan “Gloria en excelsis Deo”. Ellos guiaron al recién nacido Rey de los Ángeles en su escape a Egipto, y lo asistieron cuando estaba en el desierto.

Su segunda venida, y los desesperados eventos que la precedieron, fueron revelados a su sirviente elegido, en la isla de Patmos. De nuevo, como se trata de una revelación, aparecen consecuentemente sus ministros y mensajeros de antaño en la sagrada historia una vez más, y la narración del amor revelador de Dios termina justamente como había empezado: “Yo, Jesús, he enviado a mi Ángel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias (Apocalipsis 22:16).

Es sencillo para el estudiante rastrear la influencia de las naciones circundantes y de otras religiones en el relato Bíblico sobre los angeles. Además, es útil e instructivo hacerlo, pero al mismo tiempo sería equívoco cerrar nuestros ojos a la línea de desarrollo que hemos mostrado y que nos trae notablemente la maravillosa unidad y armonía de toda la historia divina de la Biblia.

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