Datos curiosos sobre la Historia de World of Warcraft
El mundo naciente y el Pozo de la Eternidad
Escrito por Pilar Guiroy
Diez años antes de que orcos y humanos se enfrentaran en su Primera Guerra, el mundo de Azeroth consistía en una única masa continental rodeada por el mar. Ese continente, conocido como Kalimdor, era el hogar de varias razas y criaturas dispares, todas ansiosas pos sobrevivir entre los salvajes elementos del mundo naciente. En el oscuro centro del continente se encontraba un misterioso lago de energías incandescentes. Este lago, que luego sería llamado Pozo de la Eternidad, era el verdadero corazón del poder mágico y natural del mundo. Al sacar sus energías de la infinita Gran Oscuridad más allá del mundo, el Pozo actuaba como una fuente mística enviando sus potentes energías sobre el mundo para nutrir a la vida y sus maravillosas formas.
Con el tiempo, una primitiva tribu de humanoides nocturnos se abrió paso con cautela hacia los límites del lago encantado. Los feral, humanoides nómadas, atraídos por las extrañas energías del Pozo construyeron sus hogares sobre la costa del mismo. Con el paso del tiempo el poder cósmico del Pozo afectó a la tribu, y los convirtió en seres poderosos, sabios e inmortales. La tribu adoptó el nombre de Kaldorei, que significaba ‘hijos de las estrellas’ en su lengua nativa. Para celebrar su nueva sociedad construyeron grandes templos y edificios alrededor de la periferia del lago.
Los Kaldorei, o elfos nocturnos como se los llamó más tarde, adoraban a la diosa de la luna, Elude, y creían que ella dormía dentro de las profundidades del Pozo durante las horas del día. Los primeros sacerdotes y adivinas de los elfos estudiaron al Pozo con insaciable curiosidad, tratando de develar sus secretos y poderes. A medida que su sociedad crecía, los elfos nocturnos exploraron las raíces de Kalimdor y encontraron sus otros ascendientes. Las únicas criaturas que les pusieron freno fueros los antiguos y poderosos dragones. Las enormes bestias serpentinas generalmente eran retraídas y solitarias, pero hacían mucho por mantener a salvo las tierras conocidas de amenazas potenciales. Los elfos nocturnos descubrieron que los dragones eran los protectores del mundo, y acordaron que sus secretos era mejor guardarlos.
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