Datos curiosos sobre la Historia de World of Warcraft

LordaeronLa Alianza de Lordaeron

Escrito por Pilar Guiroy

Lord Lothar reunió lo que quedaba de los ejércitos de Azeroth después de su derrota en Stormwind, e inició un éxodo masivo hacia el reino de Lordaeron. Convencidos de que la Horda se apoderaría de toda la humanidad si quedaba sin ninguna amenaza a su alrededor, los líderes de las siete naciones humanas se reunieron y acordaron unirse en la que sería conocida como la Alianza de Lordaeron. Por la primera vez en casi trescientos años, las naciones de Arathor volvían a unirse bajo un entandarte común. Elegido como comandante supremo de las fuerzas aliadas, Lord Lothar preparó a sus ejércitos para la llegada de la Horda.

Ayudado por sus tenientes -Uther el Dador de Luz, el almirante Daelin Proudmoore, y Turalyon-, Lothar logró convencer a las razas semi-humanas de Lordaeron del peligro de la amenaza inminente. La Alianza también logró ganar el apoyo de los duendes de Ironforge y de un pequeño número de elfos de Quel’Thalas. Los elfos, liderados por Anasterian Sunstrider, no estaban interesados en el conflicto. Sin embargo, tenían un lazo con Lothar porque era el último descendiente del linaje Arathi, que había ayudado a los elfos en tiempos pasados.

La Horda, ahora guiada por el jefe Doomhammer, trajo ogros de sus tierras en Draenor y reclutó a los trolls del bosque de Amani. La Horda estableció una campaña masiva para derrotar al reino duende de Khaz Modan y los límites sur de Lordaeron, y diezmaron sin esfuerzo alguno a toda su oposición.

Las épicas batallas de la Segunda Guerra variaron desde escaramuzas navales hasta masivas batallas aéreas. La Horda había conseguido desenterrar un poderoso artefacto conocido como el Alma Demoníaca y lo usaron para esclavizar a la reina de los dragones, Alexstrasza. Al amenazarla con la destrucción de sus crías, la Horda forzó a Alexstasza a que enviara a sus hijos crecidos a la guerra. Los nobles dragones rojos fueron obligados a luchar para la Horda.

La guerra se extendió a través de los continentes de Khaz Modan, Lordaeron y Azeroth. Como parte de su campaña por el norte, la Horda logró romper los límites de Quel’Thalas, lo que aseguró el compromiso final de los elfos con la causa de la Alianza. Las ciudades más grandes de Lordaeron fueron destruidas por el conflicto. A pesar de la falta de refuerzos y obstáculos enormes, Lothar y sus aliados lograron mantener a sus enemigos a raya.

Sin embargo, durante los días finales de la Segunda Guerra, cuando la victoria de la Horda sobre la Alianza parecía casi asegurada, surgió una terrible disputa entre dos de los orcos más poderosos en Azeroth. Mientras Doomhammer preparaba su ataque final contra la capital de Lordaeron-ataque que terminaría con los remanentes de la Alianza-, Gul’dan y sus seguidores abandonaron sus puestos. Doomhammer, desconcertado, habiendo perdido casi la mitad de sus fuerzas luego de la traición de Gul’dan, se vio forzado a retirarse y olvidar su oportunidad de derrotar a la Alianza.

Gul’dan, obsesionado con la obtención de la inmortalidad, planeó una desesperada búsqueda de la tumba de Sargeras, que él creía contenía los secretos de su poder. Habiendo condenado a sus hermanos orcos a convertirse en esclavos de la Legión, Gul’dan no pensó en ningún momento en su lealtad hacia Doomhammer. Respaldado por los clanes Stormreaver y Twilight’s Hammer, Gul’dan logró encontrar la tumba de Sargeras en el lecho del mar. Sin embargo, cuando abrió la antigua tumba lo único que encontró fue un grupo de demonios que lo esperaban.

Para castigar a los caprichosos orcos por su traición, Doomhammer envió sus fuerzas para que mataron a Gul’dan y trajeran a los renegados de vuelta. Por su necedad, Gul’dan fue despedazado por los demonios que él mismo había liberado. Al morir su líder, los clanes renegados cayeron rápidamente frente a las legiones de Doomhammer. Aunque la rebelión había sido sofocada, la Horda había sufrido terribles pérdidas. La traición de Gul’dan había esperanzado a la Alianza, y además le dio tiempo para que se reagruparan.

 Lord Lothar, viendo que la Horda estaba dividiéndose, reunió lo último de sus fuerzas y empujó a Doomhammer hacia el sur, de vuelta al corazón destruido de Stormwind. Allí, las fuerzas de la Alianza atraparon a la Horda dentro de la fortaleza volcánica de Blackrock Spire. Aunque Lord Lothar cayó en batalla en la base de la fortaleza, su teniente, Turalyon, juntó a las fuerzas aliadas y mandó a la Horda al abismo del Pantano del Dolor. Las fuerzas de Turalyon lograron destruir el Portal Negro, la mística puerta que conectaba a los orcos con su hogar en Draenor. Sin refuerzos y debilitados por las luchas internas, los orcos de la Horda finalmente cayeron frente al poder de la Alianza.

Los clanes de los orcos sobrevivientes fueron apresados y encarcelados en campamentos. Aunque parecía que la Horda había sido derrotada para siempre, muchos dudaban de la seguridad y estabilidad de la paz lograda. Khadgar, ahora un mago de cierto renombre, convenció al comando supremo de la Alianza de construir la fortaleza de Nethergarde para cuidar las ruinas del Portal Negro y asegurar que no hubieran más invasiones desde Draenor.

Siguiente tema: La invasión de Draenor