Datos curiosos sobre la Historia de World of Warcraft

La HordaLevantamiento de la Horda

Escrito por Pilar Guiroy

Los orcos se volvieron crecientemente agresivos al estar bajo el control secreto de Gul’dan y su Consejo de Sombras. Construyeron estadios enormes donde practicaban sus habilidades bélicas en competencias de combate y muerte. Durante este período, algunos jefes de clanes hablaron contra la creciente depravación de su raza. Uno de ellos, Durotan del clan Frostwolf, advirtió de los peligros que corrían los orcos de perderse en el odio y la ira. Sus palabras no fueron escuchadas, sin embargo, jefes de clanes fuertes como Grom Hellscream del clan Warsong aclamó y defendió la nueva era de guerra y dominación.

Kil’jaeden sabía que los clanes orcos estaban casi listos, pero necesitaba estar totalmente seguro de su lealtad. En secreto, hizo que el Consejo de las Sombras convocara a Mannoroth el Detructor, la viva imagen de la destrucción y la furia. Gul’dan llamó a los jefes de los clanes para convencerlos de que bebieran la sangre de Mannoroth para convertirse en guerreros invencibles. Guiados por Grom Hellscream, todos los jefes excepto Durotan bebieron, y entonces sellaron su destino como esclavos de la Legión Ardiente. Fortalecidos por la ira de Mannoroth, los jefes extendieron su esclavitud al resto de los de su raza.

Consumidos por la maldición de la avidez de sangre, los orcos buscaron desatar su furia sobre cualquiera que se enfrentara a ellos. Como presentía que su tiempo había llegado, Gul’dan unió los distintos clanes en un solo grupo llamado la Horda. Sin embargo, sabiendo que los distintos jefes como Hellscream y Orgrim Doomhammer lucharían por tener la supremacía del grupo, Gul’dan estableció un jefe-títere para manejar a su Horda. Blackhand el Destructor, un hechicero orco particularmente depravado y vicioso, fue elegido para ser la ‘mascota’ de Gul’dan. Bajo el comando de Blackhand, la Horda se dirigió a probar su fuerza contra los draenei.

Luego del curso de algunos meses, la Horda erradicó a casi todos los draenei que vivían en Draenor. Solo pocos sobrevivientes consiguieron evadir a la terrible amenaza de los orcos. Enardecida por la victoria, la Horda se consumió en un terrible apetito por matanza.

Kil’jaeden sabía que la Horda estaba finalmente preparada. Los orcos se habían convertido en la principal arma de la Legión Ardiente. El astuto demonio compartió su pensamiento con su amo, y Sargeras concordó en que el tiempo de su venganza había llegado.

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