Investigación sobre el impacto cultural de los duendes

Duendes EscandinavosDuendes escandinavos 3

Escrito por Pilar Guiroy

Si un humano contemplaba la danza de los duendes, llegaría a descubrir que, aunque pareciera que pasaron pocas horas, en el mundo real pasaron muchos años. En una canción de la Edad Media tardía sobre Olaf Liljekrans, la reina duende lo invita a bailar. Él la rechaza, pues sabe lo que le pasará si se une a la danza, y además estaba en camino a su propia boda. La reina le ofrece regalos, pero él sigue negándose. Ella amenaza con matarlo si no se une, pero él se aleja cabalgando y finalmente muere por la enfermedad con que ella le maldijo, y su novia también fallece al enterarse.

Por otra parte, es importante aclarar que los duendes no eran todos jóvenes y bellos. En el cuento sueco Little Rosa and Long Leda (Pequeña Rosa y Gran Leda) una mujer duende aparece en el final y salva a la heroína, Pequeña Rosa, con la condición de que el ganado del rey no paciera más en su colina. Ella es descrita como una mujer anciana, y por su aspecto la gente decía que pertenecía a los subterráneos.

Estos mitos y leyendas de los duendes son tan populares entre los escandinavos que han perdurado con fuerza en su vida diaria. Es hasta el día de hoy que muchos de ellos creen en la existencia de estas “personas escondidas”, y con frecuencia tratan de evitar perturbar a estas criaturas.

Por ejemplo, en las afueras de Reykjahvik, en Islandia, un partido de fútbol fue detenido cuando una pelota se fue del terreno y se detuvo justo delante de un cartel que decía que cerca de las rocas donde estaba la pelota se creía que habitaban tres duendes. En lugar de reclamar la pelota, el jugador de fútbol prefirió dejarla allí para evitar molestar a los duendes.

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